Viernes, 9 de mayo de 2025 | 3° Semana de Pascua

📖 Del santo evangelio según san Juan (Jn 6, 52-59)

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:

«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».

Entonces Jesús les dijo:

«En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Palabra del Señor


🙏 Comentario

Jesús no solo nos da su carne, también nos da su sangre. Estas palabras resultan escandalosas para los judíos. Entre ellos discuten por tratar de entender a qué se refieren. ¿Acaso Jesús quiere matarse o está promoviendo el canibalismo? Fueron muchas las preguntas que pudieron hacerse los judíos, pero solo hasta que Jesús murió en la cruz y resucitó, comenzaron a entenderlas.

Dios habita en el hombre y la mujer que se alimenta con la Eucaristía. Esta es el alimento y la vitalidad para caminar en la vida espiritual. Así lo entendieron los primeros cristianos y por eso comenzaron a reunirse para celebrar la fracción del pan (Hch 2, 42-47). Desde entonces, la Iglesia no ha dejado de celebrar interrumpidamente el sacrificio de la Eucaristía.

Donde está la Eucaristía, ahí está Cristo con su cuerpo y con su sangre, con su alma y su divinidad. La Eucaristía es la cima, el culmen y el centro de la vida cristiana. No hay cristianismo completo donde no hay Eucaristía. O dicho de otro modo, quien no cree en la Eucaristía desconoce el nuevo testamento y la historia de la Iglesia.


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Los judíos no entendieron las palabras de Jesús. Comer su carne, beber su sangre... ¿acaso se trataba de canibalismo? Han pasado siglos y tenemos la certeza de que se refería a la Eucaristía. Es necesario comer a Cristo para tener vida.

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